El mestizaje constituye una respuesta adaptativa, un colosal mecanismo global que hace posible el día después de encuentros inevitables, algunos deseados, otros rechazados, todos exigentes. En este panel nos vamos a ocupar de diferentes cuestiones que definen la era barroca como productora de soluciones intermedias, llamadas a perdurar por su capacidad de fabricar nuevas relaciones entre lo deseable, el fondo de las cosas, y la forma, aquello que se ajusta y permite la continuidad de la vida. Ruth Hill plantea en la primera intervención “la acomodación biológica y el armazón sistemático” que facilitaron abordajes y mezclas. A continuación, Germán Mejía enfatiza en la idea de crisol que definió a la ciudad indiana, “arquitectura, espacios construidos, circulaciones, intercambios, hegemonías, resistencias, saberes prácticos y mucho más”. Gonzalo Ríos aborda luego “la arquitectura no desde su esencia material escindible en fragmentos, sino como uno de los principales componentes constitutivo de las atmósferas barrocas, en donde la convergencia de estímulos multisensoriales propició el modelamiento estético de una nueva realidad”. Finalmente, Flor Trejo nos coloca ante el espejo marítimo de la era barroca, las voces entremezcladas que nos hablan, nunca mejor dicho, “de una multiplicidad de saberes”.